No hay certeza respecto al tiempo que durará esta pandemia.
La crisis sanitaria ha impuesto a las empresas riesgos estratégicos y operacionales tales como el retraso o la interrupción del suministro de materias primas; cambios en la demanda de los clientes; incremento de costos; problemas logísticos que ocasionan retrasos; los problemas de protección de la salud y la seguridad de los empleados; la insuficiencia de mano de obra; o las dificultades relacionadas con el comercio de importación y exportación, entre otros.
La responsabilidad social y corporativa impone a las compañías la obligación de llevar a cabo una adecuada gestión que garantice la seguridad y la organización adecuada de todos sus empleados durante la situación de pandemia. A continuación, no permitimos sugerir algunas medidas para mitigar los efectos negativos ocasionados por esta difícil situación:
Armar equipos de trabajo encargados de tomar decisiones de emergencia.
Estos equipos establecen la estrategia y los objetivos de un plan de emergencia, garantizando la toma de decisiones de manera rápida y acertada, en la medida de lo posible.
En la elaboración de la estrategia se han de considerar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (FODA) de la compañía y de sus empleados a fin de actuar adecuadamente en momentos de crisis.
Aumentar y mejorar la comunicación entre empleados, clientes y proveedores.
Es necesario mantener una comunicación fluida y clara tanto con clientes internos como externos, entendiendo sus necesidades más que nunca y reforzando los servicios de atención al cliente. De esta forma, ganaremos aliados ante la crisis y sembraremos lealtad.
Después de la emergencia sanitaria, las organizaciones deben trabajar estrechamente con los clientes para comprender los cambios que ha sufrido el mercado y entender el impacto de reanudar su actividad. Igualmente, es importante analizar pormenorizadamente los contratos, ya que, debido a las causas excepcionales y a las leyes emitidas durante el periodo de crisis, puede que los incumplimientos de contrato no tengan consecuencias legales.
Las empresas deben identificar y evaluar los contratos cuya ejecución pueda verse afectada y notificar con celeridad a los clientes, para mitigar las posibles pérdidas, así como evaluar si es necesario enmendar los contratos existentes o firmar nuevos. Es importante generar y conservar todas las evidencias documentales para utilizarlas en posibles demandas civiles.
Procurar el bienestar físico y mental de los empleados.
Esto se puede lograr flexibilizando la relación de trabajo, manejando el sistema vacaciones y horarios de trabajo ajustables, utilizando los medios telemáticos disponibles para establecer métodos de trabajo no presenciales durante periodos extraordinario.
Además, la empresa debe establecer un protocolo de Bioseguridad garantizando el cuidado de los entornos de trabajo mediante la limpieza y desinfección de estos espacios, cumpliendo con los requisitos de las autoridades de salud pública nacionales y regionales para los períodos de enfermedades infecciosas graves.
La empresa debe reforzar la educación sobre seguridad epidémica, establecer directrices contrastadas de autoprotección de los empleados y aumentar la conciencia sobre la seguridad y la prevención de riesgos.
Analizar riesgos y establecer acciones concretas para enfrentarlos.
La compañía debe realizar una evaluación exhaustiva de todos los riesgos, analizando su entorno, su capital humano, sus proveedores, sus clientes y las decisiones gubernamentales.
Una vez evaluados los riesgos, la compañía debe decidir cuestiones relacionadas a planes de emergencia, división del trabajo, uso y aprovechamiento de espacios de trabajo y de oficinas, planes de producción, adquisiciones, logística, seguridad del personal y sus finanzas.
Crear planes de contingencia por los riesgos generados en la cadena de suministro.
En lo posible contar con materias primas suficientes y diferentes canales de adquisición para no tener que detener la producción o reiniciarla cuando concluya el periodo de pandemia.
En la gestión de los inventarios, se deberá considerar el aumento de los costos financieros y la presión sobre el flujo de efectivo. Cuidar la caja es fundamental.
Es igualmente importante prepararse anticipadamente para atender repuntes en el consumo cuando la epidemia haya cesado, para evitar el riesgo de desabastecimiento.
Actuar con responsabilidad social y crear estrategias de desarrollo sostenible en la toma de decisiones.
La publicación de información corporativa adecuada sobre la crisis puede mejorar la imagen pública de una empresa. Es necesario poder aplicar la responsabilidad social de las empresas desde las perspectivas del medio ambiente, la sociedad, la economía y la estabilidad de los empleados, así como coordinar las relaciones con la comunidad y las empresas de suministros. Se debe evaluar el posible impacto y la duración de la epidemia, ajustar los planes y, a nivel de los accionistas o del consejo de administración, comunicar las medidas propuestas y los resultados de estas.
Fortalecer el gobierno corporativo.
Durante la crisis, las Juntas Directivas, los Consejos de Administración y la Alta Gerencia se reunirán con mayor frecuencia y tomarán en cuenta los puntos abordados en el presente artículo para beneficio de sus respectivas organizaciones. Trabajarán en el desarrollo e implementación de acciones y procesos de organización más eficientes. Buscarán disponer de información confiable y relevante, de manera continua, y finalmente procurarán el mantenimiento del capital, evitando excesos en el pago de dividendos y conservando recursos suficientes para las necesidades de la empresa.
Si desea más información no dude en contactarse con GALLEGOS VALAREZO & NEIRA